Los migrantes y las remesas
Aunque siendo como lo es, una clara contribución a la economía mexicana y a la de numerosas comunidades y muy particularmente a la de miles de hogares de nuestro país, son preocupantes los datos dados a conocer recientemente por el Banco de México...
Los migrantes y las remesas
Juan Roberto Zavala
Aunque siendo como lo es, una clara contribución a la economía mexicana y a la de numerosas comunidades y muy particularmente a la de miles de hogares de nuestro país, son preocupantes los datos dados a conocer recientemente por el Banco de México, pues de acuerdo a sus reportes las remesas recibidas por las familias mexicanas durante el pasado mes de marzo se convirtieron en la mayor fuente de divisas del país, superando a los ingresos por exportaciones de petróleo crudo.
Solo en ese mes de marzo, a decir del mismo Banco de México, estos fondos sumaron 2 mil 257. 86 millones de dólares; siendo los ingresos por remesas del primer trimestre del año, 12.45 por ciento superiores a los obtenidos por exportaciones petroleras, que en ese trimestre ascendieron a 5 mil 727. 27 millones de dólares.
Esta preocupación, independientemente del desplome del precio internacional del petróleo y la cada vez mayor reducción de su producción, así como el recorte presupuestal en sus inversiones productivas, del que recientemente fue objeto PEMEX (62 mil millones de pesos) y los que continuará teniendo; es porque del Reporte del Banco de México podemos deducir que al mayor envío de remesas corresponde una mayor migración de nuestros compatriotas hacia los Estados Unidos, es decir el desplazamiento de su propio país, para trabajar y fijar residencia en un país extranjero, del que no conocen idioma y costumbres.
Aunque si bien el viajar o vivir en otras latitudes le da al hombre nuevos conocimientos y una perspectiva más amplia de la vida, nuestros paisanos viajan hacia los Estados Unidos no por esas razones, sino para, mediante un empleo digno y bien remunerado, que no pueden obtener en México, mejorar sus condiciones de vida al cubrir sus necesidades básicas de alimentación, salud, educación, vivienda, vestido y diversión, es decir, una vida mejor.
Es de señalar que a pesar de que para 1990 se estimaba una reducción substancial en el número de migrantes mexicanos, por las drásticas medidas tomadas por el gobierno de los Estados Unidos para detener la inmigración ilegal a ese país, como el gasto en patrullaje de sus fronteras, equipo tecnológico y las pesadas regulaciones a los patrones estadounidenses que ocupan nuestra mano de obra; para 2012 se estimaba que en los Estados Unidos radicaban 11.9 millones de personas nacidas en México, a lo que sumando los 21.8 millones de origen mexicano, de segunda y tercera generación, nacidos en los Estados Unidos, nos da un total de 33.7 millones.
De los migrantes mexicanos el 53.6 por ciento son hombres y el 46.5 por ciento mujeres, los que en su mayor parte radicaban en los estados de California (37.3%) y Texas (21.6%), teniendo el 47 por ciento menos de diez grados de escolaridad; el 37 por ciento de diez a doce grados; el 9.9 por ciento el de técnico superior y solo el 6.1 por ciento el profesional y posgrado. (Anuario de Migración y remesas México. 2013 Fundación BBVA Bancomer).
El incremento de las remesas recibidas en nuestro país, no solo nos habla de un mayor número de mexicanos que se han visto obligados a abandonar el país, sino que también confirma lo asentado en el reporte del Banco Mundial “Prosperidad compartida y erradicación de la pobreza en América Latina y el Caribe” de que en México la pobreza no ha disminuido en los últimos 20 años y que el ingreso de más de 23 millones de mexicanos es insuficiente para adquirir la canasta básica alimentaria, mientras que en la clasificación de pobreza moderada se encuentran 61.4 millones de mexicanos.
Es de mencionar que los datos del Banco Mundial, señalados en su reciente reporte, son a pesar de que los envíos de dinero de los migrantes a nuestro país reducen la cantidad y gravedad de la pobreza en México, pues al inyectar recursos a los hogares más desprotegidos, se incide en la salud y educación y abre la posibilidad de invertir en el arreglo o compra de casas, en actividades agrícolas o pecuarias, comercios o en pequeños talleres industriales.
Es necesario, entonces, que el gobierno de la República modifique sus estrategias para la eliminación de la pobreza, mediante un verdadero impulso a la educación nacional, cuidando que toda sea de la mayor calidad; el estímulo al conocimiento científico, la investigación y los avances tecnológicos; el fomento de las actividades productivas, encausando la economía al logro de un salario que satisfaga verdaderamente las necesidades básicas de las familias y un sistema de salud universal, integral y con portabilidad de los servicios médicos, y con un fondo único de recursos económicos (SSA, IMSS, ISSSTE, PEMEX, etc.) que permita el intercambio de servicios, para que cada persona, con independencia de su condición social o laboral, reciba la atención médica que requiera.
Sólo así, con verdaderas acciones y resultados que den credibilidad en las instituciones y en los altos mandos de los gobiernos federal, estatal y municipal, podremos evitar la lacerante migración de compatriotas, que para evitar la pobreza, se va hacia los Estados Unidos.