Hacia un mundo sin adicciones
Desde que el escritor colombiano y Premio Nobel de literatura 1982 Gabriel García Márquez se pronunció a favor de la legalización de las drogas, como paso necesario para erradicar la violencia en su país, se ha venidoincrementando el número de sociólogos, psicólogos y en general estudiosos del problema que se manifiestan a favorde despenalizar la producción, tráfico y consumo de drogas, para hacer más fácil el control de su calidad…
Hacia un mundo sin adicciones
Desde que el escritor colombiano y Premio Nobel de literatura 1982 Gabriel García Márquez se pronunció a favor de la legalización de las drogas, como paso necesario para erradicar la violencia en su país, se ha venidoincrementando el número de sociólogos, psicólogos y en general estudiosos del problema que se manifiestan a favorde despenalizar la producción, tráfico y consumo de drogas, para hacer más fácil el control de su calidad y con ello evitarmayores daños a la salud de los adictos. A este argumento se suma el de la libertad individual, con base en los puntos de vista de aquel filósofo y economista inglés John Stuart Mill, quien en el siglo XIX dijo: “Sobre él mismo, a través de su cuerpo y mente, el individuo es soberano”, por lo que, agregan, el Estado no debe intervenir en su consumo.
Además, concluyen con un argumento más poderoso y profundo: no siendo algo prohibido, le es más fácil a la voluntad dirigir la conducta y por tanto superar el deseo. Por su parte, quienes se oponen a la legalización argumentan que al hacerlo se tendría que legalizar no sólo el consumo, sino también la producción, posesión y tráfico, con lo que automáticamente bajaría el precio de la droga, haciéndola más accesible al público y por razones de mercado y publicidad se incrementaría su consumo, sobre todo entre los jóvenes.
Además, dicen, no sólo por factores adictivos, sino por el solo contacto con personas que venden y consumen drogas también se elevaría la demanda. Como ejemplo presentan a Holanda, país donde se despenalizó el uso de las llamadas “drogas blandas”, y el número de expendios de estas drogas aumentó, en 10 años, de 30 a 1,500 y el uso de marihuana creció en 200%, en el grupo de edad de 18 a 25 años.
Otros argumentos son que la legalización no evitaría el narcotráfico, sino que ese comercio ahora sería legal, pero la adicción ahí estaría. Es decir, los narcotraficantes ahora serían empresarios. Por otra parte, agregan, al legalizarse se garantizaría la calidad de las drogas, con lo que la población tendría menos miedo de experimentarlas.
Ante estos argumentos a favor y en contra de legalizar su producción, comercialización y consumo, ¿Cómo abordar el problema de las adicciones para lograr una sociedad libre de drogas? Hemos de reconocer que vivimos ya en un mundo casi deshumanizado en donde valores como la responsabilidad y solidaridad han sido remplazados por un individualismo que busca satisfacciones inmediatas y en donde el valor monetario está por encima de cualquier otra consideración.
Así pues, en los albores de este siglo XXI, de grandes avances científicos y de tecnologías de punta, es urgente iniciar el estudio y discusión de las bases de la sociedad contemporánea, de este mundo globalizado donde predomina el mercantilismo y una buena parte de la población sufre de pobreza, ignorancia y desigualdad de oportunidades, enfilándonos hacia una sociedad donde se cumplan las más altas aspiraciones del ser humano: la belleza, la verdad, la solidaridad, la justicia, y donde se reconozca que el desarrollo humano se refiere a ser más, no a tener más.
Sólo en una sociedad así podremos formar personas capaces de cuestionar no sólo al universo, sino a sí misma y viviremos en un mundo libre de drogas.
Número de consumidores de estupefacientes en el mundo (Reporte de la ONU):
163 millones fuman marihuana
34 millones toman anfetaminas
24 millones consumen opio
14 millones usan cocaína
6 millones consumen éxtasis